/escrito en Beijing, uploaded en Bilbo/
Aunque parezca imposible escribir algo con el ritmo que llevo esta semana, al final he conseguido rascar una horita. Desde que me he juntado con Gael y David en Shanghai no he parado.
Shanghai ha sido una etapa del viaje increíble. Allí me junte con mis compañeros de viaje que habían estado en Macao y Hong Kong los días previos. Allí tuvimos la suerte de ser los invitados de Antoine y Caroline, unos amigos de Gael que están de intercambio en esa ciudad. Antoine nos llevo a todos los sitios que teníamos que visitar, nos ayudo a regatear en los mercadillos, nos llevo de farra, y fue un anfitrión de primera.
Shanghai es una ciudad muy moderna comparada con otras ciudades chinas. La ciudad que esta destinada a sustituir a Hong Kong como centro financiero de Asia, ha tenido un crecimiento en los últimos años espectacular, un caso nunca visto. La zona financiera que tiene dos de los edificios mas altos del mundo, mas otro que esta en construcción y tendrá 150 metros mas que cualquiera de estos dos, tiene menos de 15 años. Y allá por donde vas puedes ver grúas y más grúas construyendo. Así es como la he visto: una ciudad en construcción. Vale que la Expo que se celebrara el año que viene tenga algo que ver, pero eso solo es la excusa para llevar a cabo todas las reformas que están habiendo. No llego a imaginarme como llegara a ser dentro de 20 años, cuando China evolucione hacia un terreno aun desconocido.
Todo el grupito con el skyline de Shanghai
En Shanghai visitamos el Pudong new area, que es su centro financiero, el distrito colonial, donde antiguamente estaban instalados los colonos franceses previas guerras del opio, y que ahora se considera un South Kengsington de Shanghai, los jardines de Yuyuan, y la zona del Bund, o zona comercial. Esta última estaba un poco patas arriba por todas las obras que estaban haciendo. A parte del turismo salimos de fiesta por algunos de sus clubs, algunos con barra libre, otros con happy hour de cerveza gratis… ouh yeah! 😉 Allí pudimos ver la de expats que acoge esta ciudad, mayoría franceses.
Además de todo eso aprovechamos un día para visitar Zhuzhong, un pueblito muy mono cerca de Shanghai lleno de canales y templos.
Paisaje de Zhuzhong
Y llego el día de marchar y cambiar un poco de aires. Pasamos de la modernidad de Shanghai a la capital imperial de Xian, una ciudad en medio de china que fue su capital durante unos mil años. Allí visitamos el famosísimo ejército de terracota, que es la reproducción en barro del ejército del primer emperador de la dinastía Qin que enterraron junto al este. No solo están a escala 1:1, sino que cada figura es una copia del soldado original. Es decir, todos son completamente diferentes. 3000 estatuas alienadas todas diferentes!!!
Guerreros de terracota
A parte de este vimos algunas tumbas de otros emperadores que están situadas a las afueras de la ciudad, el barrio judío, la bell tower y demás sitios de interés que pudimos ver en un día hasta que pillamos el tren hacia Beijing, nuestra ultima parada.